En 2007, la selección juvenil de fútbol de Indonesia vino por primera vez a Uruguay a entrenar y competir en el campeonato de inferiores. Para los 15 adolescentes, significó adaptarse a vivir en un sitio completamente diferente. Dejaron atrás a su familia, amigos, tradiciones e idioma para cumplir un sueño: ser jugadores de fútbol profesional.